I. Experiencia de Vida
Cuando era niño, mi Mamá nos cantaba una canción que tenía la siguiente letra:
Todos queremos más.
Todos queremos más.
Todos queremos más
Mucho más, mucho más.
El que tiene uno
Quiere tener dos.
El que tiene cinco
Quiere tener diez.
El que tiene veinte
Busca los cuarenta.
Luego los cincuenta
A llegar a cien.
¿Cuánto es suficiente? ¿Qué nos llena?
II. Mensaje
Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti: San Agustín.
Lo único que nos llevamos cuando morimos es lo que hemos regalado: Cardenal Francis George
Ante la Avaricia, debemos buscar la Generosidad. Lo que más caracteriza al avaricioso es un interés propio, un egoísmo, un egocentrismo y una sensación de insatisfacción constante que nunca se consigue satisfacer. La avaricia es como el agua salada, pues cuanto más se bebe más sed da.
III. Lectura de la Palabra, Reflexión y Explicación
La primera lectura está tomada del libro del Eclesiastés o Cohélet.
La traducción más aproximada de Cohélet es “el predicador”, que es el nombre que se quiere aplicar a sí mismo el rey Salomón, es un libro que nos aplica altamente a nuestra realidad; el Rey Salomón está cansado de las riquezas, su sabiduría, sus éxitos, más se siente vacío, ni el placer, ni el honor, ni el dinero lo satisfacen y entiende que es algo fugaz.
Nuestro Salmo de esta semana es el Salmo 89 (90) es la explicación religiosa de lo que Einstein, Lorentz y Minkowski describieron como teoría de la relatividad. Hasta inicios del siglo XX toda la realidad del tiempo y el espacio se regulaba por las leyes de Newton, pero la teoría de la relatividad demostró que esas reglas sólo aplicaban campos gravitatorios débiles y velocidades “pequeñas”
Nos dice el Salmo:
- Mil años son para ti como un día. Para alguien como Dios que creó el universo hace más de 13 mil millones de años, ¿Qué son 80 o 90 años de vida?
- Nuestra vida es tan breve como un sueño. Para cualquier Papá o Mamá, la verdadera medida del tiempo son los hijos, ahí descubrimos lo fugaz, lo rápido, lo efímero que es nuestro tiempo en la vida
- Enséñanos a ver lo que es la vida. Esta es la reflexión importante: Si Dios me va a dar 70, 80 ó 90 años ¿En qué los voy a ocupar? Para los Cristianos la vida debería ser un constante regalo. Ama y haz lo que quieras: San Agustín. Jesús nos lo va a dejar aun más claro en el Evangelio.
La Segunda lectura, continua con la carta de San Pablo a los Colosenses, y está conectada con la liturgia de la palabra de este domingo en aspectos prácticos, con 2 líneas de trabajo: cosas que debemos de buscar y cosas de las que debemos alejarnos.
- Si somos Cristianos, nuestra búsqueda en la tierra es la búsqueda de las cosas del cielo.
- Pongamos toda nuestra intención en los bienes del cielo.
- 5 cosas de las que debemos alejarnos:
- La fornicación. Dios no está en contra de nuestra sexualidad, más debemos ordenar dicha sexualidad al plan de Dios.
- Las impurezas. ¿Qué le quita la pureza a nuestra vida? Para eso nos dio Dios nuestra conciencia, un buen examen de conciencia, una confesión, la dirección espiritual, los consejos de un amigo Cristiano.
- Las pasiones desordenadas. Dios no nos aleja de la vida apasionada, más como un caballo bronco, debe de tener algo o alguien que lo ordene, sino es puro pasión sin sentido ¿A dónde te dirigen las pasiones? ¿De dónde surgen tus pasiones?
- Los malos deseos. ¿Tus deseos te acercan a Dios o te alejan de Él?
- La avaricia. La avaricia, de la que nos hablara el Evangelio, es una forma de idolatría y va en contra del primer mandamiento de la ley de Dios.
El Evangelio, tomado del texto de San Lucas, nos cuenta 2 historias, la de un juicio pedido a Jesús y una parábola relacionada con lo mismo.
Ante la solicitud de un hombre a que se comparta una herencia, Jesús contesta con una pregunta: ¿Quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias? Es una pregunta muy fuerte, porque nos conecta con otros 2 textos bíblicos: “Dar al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” y “«Todos los reinos y riquezas te daré», le dijo el diablo; «pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy”, y para aclarar Jesús remata con una frase muy clara: La vida del hombre NO depende de la abundancia de los bienes que pose.
¿Entonces de qué depende? Si mi vida no tiene el fin de juntar bienes, placeres, honores, reconocimientos ¿Cuál es el sentido de la vida?
Es entonces que Jesús para contestarnos esta pregunta nos plantea la parábola del hombre rico con una gran cosecha que finaliza con una pregunta fundamental ¿Para quién serán todos tus bienes cuando mueras? ¿Serán nuestra moneda de entrada al cielo?
Es entonces cuando Jesús nos da la respuesta definitiva sobre los bienes de la tierra: Úsalos para ganar la vida eterna.
Hagámonos ricos de lo que vale antes Dios: El amor.
IV. Oración
Señor Jesús
enséñanos a ser generosos
a servirte como Tú mereces
a dar sin medida,
a combatir sin temor a las heridas
a trabajar sin descanso
sin esperar otra recompensa
que saber que hemos cumplido
tu santa voluntad.
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Esta oración fue escrita por San Ignacio de Loyola dedicada a San Francisco Javier, Patrón de las misiones, cuando fue enviado como primer misionero a Oriente.
V. Compromiso
Reflexión:
- Si, lo único que nos llevaremos al morir es lo que hemos regalado ¿Qué estoy regalando?
- ¿Qué te vas a llevar de esta vida?
- ¿Qué le quita la pureza a nuestra vida?
Acción:
- Donar el tiempo, dinero o esfuerzo que dedico a mis cosas, para alguien más
- Arrodillarnos frente a Dios y preguntarle con honestidad: ¿Qué es valioso para ti?
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