San Alberto Magno

Patrón de los científicos y filósofos

(1200-15 noviembre de 1280)

Imaginemos que una sola persona escribió una enciclopedia de conocimientos, descubrió una nueva sustancia química, tradujo textos de filósofos griegos, y ganó casi todos los argumentos que tuvo. Sería justo pensar que esta persona era un genio nato o que tenía alguna explicación secreta para su asombroso intelecto. Bueno, San Alberto Magno (también conocido como Alberto Magno) no nació como un genio. Trabajó muy duro antes de ganarse el apodo de «Maestro de todas las cosas».

Alberto tenía una explicación para sus avances intelectuales además del trabajo duro: la Virgen María.

Alberto nació en Lauingen, en Alemania, junto al Danubio (diócesis de Augsburgo). y estudió en la Universidad de Padua. En 1223, el Beato Jordán de Sajonia sugirió que Alberto se uniera a los dominicos. Alberto lo hizo, pero sus compañeros inteligentes lo hacían sentir abrumado. Rezó a la Santísima Virgen pidiendo ayuda. Pidió conocimiento, fe firme y el don del habla para llevar a las personas a Cristo. Su oración fue respondida. Alberto creció en conocimiento y audacia. Después de completar sus estudios, se convirtió en un maestro respetado en Alemania. Comentó sobre las obras de Aristóteles (384-322 a. C.), y enseñó a la gente a entenderlas.

Fray Alberto desarrolló su vocación como maestro a lo largo de su vida, comenzando en el convento de Colonia. También enseñó en París, Hildesheim, Friburgo de Brisgovia, Ratisbona, Estrasburgo y nuevamente en Colonia, donde hacia 1244 tuvo como discípulo a Santo Tomás de Aquino. Más tarde regresa a París, donde imparte exitosas lecciones de divulgación europea.

Alberto pronunció discursos y participó en debates. Conoció a maestros que enseñaban cosas contra la fe católica y enfrentó ataques de personas intelectuales. A Alberto le preocupaba que su fe se tambaleara. Una vez más, se dirigió a la Santísima Virgen en oración. La Virgen le dijo que no perdería su fe. También dijo que se le daría una señal cuando su muerte estuviera cerca. Sabría que su vida estaba llegando a su fin cuando perdiera su don para la discusión pública. Su confianza fue restaurada.

Alberto también estaba muy interesado en las ciencias naturales. Escribió artículos científicos sobre las estrellas, la Tierra, las plantas y los animales. Realizó experimentos con nitrato de plata y otros productos químicos.

Alberto fue el primero en descubrir la peligrosa sustancia química conocida como arsénico. Le intrigaban los halcones y escribió extensamente sobre ellos en un gran libro sobre animales. Además, Alberto pasó muchas horas estudiando a las abejas y su comportamiento. Sus escritos, que ocupan 38 volúmenes, son como una enciclopedia de información. Su trabajo sigue siendo impresionante ochocientos años después.

En 1245, Alberto se convirtió en el primer dominico alemán en tener el título de Maestro en Teología. Se convirtió en profesor en la Universidad de París. Enseñó a muchos eruditos, incluido el joven Santo Tomás de Aquino, quien se convirtió en uno de los más grandes teólogos de la Iglesia. Santo Tomás era a menudo fuente de burla en clase porque no decía mucho y tenía un cuerpo grande, pero Alberto vio algo especial en él. Alberto dijo: «Llamas a este joven buey mudo, pero yo te digo que un día este buey bramará tan fuerte que resonará en todo el mundo». ¡Por supuesto, Aquino se convirtió en un maravilloso maestro y compañero santo!

Alberto pasó incontables horas en adoración ante el Santísimo Sacramento. Sus amigos lo encontraban a menudo rezando y pensando profundamente cerca de la Eucaristía. Alberto se convirtió en obispo en 1260. Solo viajaba a pie y se negó a montar a caballo. Se ganó un segundo apodo, «El Obispo con botas». Ser obispo no duró mucho. Alberto convenció al Papa de que podía servir mejor a la Iglesia como solucionador de problemas. Dedicó su tiempo a ayudar a las personas a resolver sus diferencias.

A finales de la década de 1270, Alberto reconoció el signo de su muerte inminente que la Virgen María le había revelado años atrás: perdió un debate público. Comprendió que esto significaba que podía regresar a Dios como un simple niño. Dejó estas palabras para sus alumnos: «Esforzaos con todas sus fuerzas… para que puedas alcanzar el conocimiento de la Divinidad [de Jesús] a través de las heridas de Su Sagrada Humanidad». 

Murió en un convento de dominicos en Colonia el 15 de noviembre de 1280. Su cuerpo descansa en el sepulcro de la iglesia de San Andrés de Colonia. Gregorio XV lo beatificó en 1622, en 1931 Pío XI lo canonizó y lo declaró doctor de la Iglesia, y finalmente Pío XII lo nombró patrono de los que cultivan las ciencias naturales.

Hoy, el interés por Alberto sigue siendo fuerte. Los lectores pueden encontrar referencias a él en la Divina Comedia de Dante Alighieri, el Frankenstein de Mary Shelley e incluso en la serie de Harry Potter de JK Rowling.

Publicado por Juan Carlos Carrillo

Juan Carlos Carrillo es un predicador Católico. Ha trabajado para distintos movimientos religiosos, como el Regnum Christi, Familia Educadora en la Fe, la Arquidiócesis de Tlalnepantla, entre otros. Juan Carlos inicio su formación religiosa en Familia Educadora en la Fe desde los 3 años. A los 13 años se convirtió en animador de grupos juveniles. A los 19 años entro al movimiento Regnum Christi donde se encargo en durante varios años de los Círculos de Estudios, Horas Eucarísticas y Retiros. A los 24 años se convirtió en el Vice-Coordinador Nacional de Universitarios del Movimiento Familia Educadora en la Fe y a los 27 tomo la responsabilidad como Coordinador Nacional de Juveniles del mismo movimiento. Juan Carlos se dedica a dar charlas, conferencias y catecismo a jóvenes y adultos buscando que encuentren el amor de Dios en sus vidas.

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