Misión profética ¿Mi vida tiene sentido en el otro? – XIV Domingo del tiempo Ordinario

I. Experiencia de Vida

Esta semana pude ver con mi esposa una película que se llama: Familia al Instante con Mark Wahlberg y Rose Byrne, me pareció realmente fuerte, una buena película, como siempre con sus bemoles, algunas cosas con las cuales puedo no estar de acuerdo, pero en su mayoría me pareció interesante el centro de la historia, y el centro de la historia es que esta pareja que tiene un estilo de vida bueno, estable, tranquilo, agradable, hasta romántico, de pronto cuando abre su corazón y decide que el centro no son ellos, sino que el centro debe estar en alguien más deciden adoptar a tres chicos. Su vida cambió por completo y ellos mismos van reconociendo y encontrando que no en la tranquilidad, en el romanticismo, en lo tranquilo, en lo bonito, en el día a día relajado, ahí no estaba la felicidad, ahí no está la trascendencia; la trascendencia lo encuentra uno cuando sale de uno mismo cuando va hacia el otro, y el otro puede ser el esposo, los hijos, la comunidad, el país, el apostolado. 

Usando este ejemplo la liturgia de este domingo es muy clara, la misión del cristiano es ir a esas tierras donde de pronto, no nos quieren bien, que puede ser la casa de mi mamá, la casa de mi suegra, la casa de mi hermano, mi propia colonia, ahí donde probablemente soy menos conocido por mis dotes de profeta, de hombre de Dios, ahí donde me valoran menos ahí tengo que ser alguien que alegremente voy generando una incomodidad, es decir mi testimonio de vida tiene que incomodar tiene que ir en contra de lo que el mundo dice, tiene que hablar de una vida entregada a los demás, una vida como la de Cristo, una vida centrada en la obediencia al plan divino, no al plan del mundo.

II. Mensaje

El Catecismo de la Iglesia Católica menciona en su número 707 que existen las Teofanía ¿De dónde viene la palabra Teofanía? ¿Cuál es su etimología?

La palabra «teofanía» está formada con raíces griegas y significa «manifestación de la divinidad de Dios«. Se forma de 3 partes

  1. Theos (Dios),
  2. Phanein (aparecer, hacerse visible), 
  3. más el sufijo –ia (cualidad).

Es decir la Teofanía es la manifestación de Dios a nosotros cristianos y como profetas que ¿Qué se nos exige como Cristianos? 

  • Ser Teofanía para alguien más, y 
  • Tener los ojos bien abiertos para ver en mi casa, en mi familia, en mi entorno, las Teofanía 

Probablemente es mi hijo, probablemente mi esposa, probablemente es mi hermano, mi vecino, mi jefe, pero está claro que Dios siempre a través de alguien más se quiere mostrar en nuestras vidas ¿Qué tan abierto estoy para que Dios me hable a través del otro?

Las lecturas de este domingo nos van a hablar de la parte fea de ser profeta, de la parte fea de hablar de Dios, de la parte no agradable de ser su discípulo, no nos toca, lo decía la Madre Teresa de Calcuta, medir nuestro apostolado, nuestra profecía, nuestros actos en resultados; Se miden en obediencia. 

Si alguien le hubiera preguntado a San Pablo en su momento ¿qué tan efectiva ha sido tu predicación? y nos dijera: he llegado a hablarles a unas 3,000 o 4,000 personas (en su época las comunidades cristianas iniciales eran pequeñísimas) ¿Qué diríamos de San Pablo? ¿Lo calificarían como un mal apóstol, predicador y profeta? Desde el punto de vista humano, si, sin embargo hoy 2000 años después vemos el efecto. No podemos medir nuestro trabajo en el tiempo humano, debemos de poner nosotros la semilla, nosotros tenemos que ser esa incomodidad alegre en la vida del otro, nosotros tenemos que ser aquel que va y comunica el plan de Dios, sin importar el resultado, no somos un negocio, no somos una corporación que se miden rentabilidad, somos el cuerpo de Cristo y nuestra fuerza está en hacer la voluntad de Dios.

La labor del Cristiano pleno, según el Catecismo de la Iglesia Católica 1303, dice claramente en su V punto: “Se nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz”, queda claro entonces que nuestra misión es: difundir y defender la fe, a los demás.  

III. Lectura de la Palabra, Reflexión y Explicación

La primera lectura de este domingo tomada del libro del profeta Ezequiel nos narra el llamamiento del profeta a su misión, que es la misión que tenemos todos los Bautizados y Confirmados, es decir  todos los Cristianos maduros. 

Ezequiel es llamado a:

  1. Dejar que el Espíritu de Dios entre en Él, 
  2. Ponerse en pie,y 
  3. Escuchar 

Lo llevo al ámbito personal ¿Qué hago yo para ponerme disponible ante el Espíritu Santo? y una vez que me pongo disponible ¿Qué hago para escucharlo? porque hay que estar listos que cuando vea la misión, es muy probable que no me guste, que me de una misión chafita, nada para película, no es una misión para una novela, no es una misión extraordinaria, es una misión bastante ordinaria, es la misión de hablar a los más cercanos, a los menos entendidos, dice la lectura claramente a los rebeldes, a los sublevados, yo traduciría por ahí a nuestros adolescentes, y no se nos está pidiendo que se prepare estudiando mucho, no le pide que haga la mejor exposición, o le pide que arme el mejor PowerPoint, y no le pide que haga la mejor dinámica, el mejor juego, no, no, lo que pide es que se ponga disponible para demostrar lo que Dios quiere ¿fácil? No. Súper complicado, porque no están mandando a los que menos ganas tienen, no a los ignorantes, sino a los indiferentes. ¿A quien manda Dios a Ezequiel a predicar? A los rebeldes, a los que sabiendo que la palabra de Dios es importante, la rechazan, es decir a los indiferentes.

El salmo de este domingo, es el salmo Salmo 123 (122)y hay una frase que se repite y se vuelve a repetir: “Fijos los ojos tengo” Mi esposa se encontró ayer unas fotos de la boda; Me encantó ver que en diferentes momentos de nuestra boda los ojos de ambos buscaban el ojo del amado. La foto que más me gusta es una foto en la que no me veo yo, solo se alcanza a ver mi espalda pero se ve entiende que yo le estoy viendo a ella y ella viene caminando hacia mí con los ojos puestos en mí, así debería de ser nuestro caminar hacia Dios, como si todos los invitados, todo lo secundario y accesorio, no nos distraen de la mirada del destino, de la mirada de nuestro objetivo.

¿En dónde está puesta tu mirada?

La segunda lectura sigue siendo de la carta de San Pablo a los Corintios, en esta ocasión San Pablo nos hace una revelación personal, tiene una espina clavada en su carne, todos tenemos una, y reconocerla es un paso importante para ofrendarla a Dios, porque como dice San Pablo, en nuestra debilidad se manifiesta el poder de Dios.

Esto es contrario a lo que nos dice el mundo, el mundo nos diría, esconde tus debilidades, explota tus habilidades, no muestres tus carencias, exalta tus fortalezas. El plan de Dios, depende de la humildad, así lo dice con claridad la Oración Colecta: “Por medio de la humillación de tu Hijo reconstruiste el mundo derrumbado” 

¿Qué debilidad tienes que Dios puede usar para mostrar su poder?

Continuamos con el Evangelio de San Marcos, Jesús llegó a su tierra, la región de Nazareth, Jesús sigue el mandato de Dios, a Ezequiel, se pone a enseñar, se pone a ser profeta entre los rebeldes.

¿A Jesús le importa que el fruto de esa predicación son las dudas? No, solo nos dice el texto que Jesús estaba extrañado.

Quiero volver en este texto a mencionar la bella carta de San Juan Pablo II sobre la Fe y la Razón (FIDES ET RATIO): “La fe y la razón son como las 2 alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad.” 

Los Nazarenos se quedaron con los datos, es decir la razón, nunca dejaron que la experiencia, la fe, los tocara. Nadie de las personas que quieran encontrar a Dios, únicamente con la razón podrán ver la belleza y plenitud de Dios.

¿Mi relación con Dios está atorada en los datos o la he complementado con la experiencia?

Me duele leer el texto: “No pudo hacer allí ningún milagro”, imaginate que el texto está hablando de tu corazón, de tu familia, de tus seres queridos, ¿Cómo es que Dios no puede hacer milagros? ¿Por qué Dios no puede? Por falta de Fe.

Pues a esos faltante de Fe, hoy Dios nos pide que les hablemos, les prediquemos, los molestemos tiernamente, y los hagamos voltear sus ojos a Dios

IV. Oración

Señor Padre bueno, en el nombre de Jesús y por el Espíritu Santo, deja que Tu Palabra tenga un curso gratuito y sea glorificado entre nosotros en señales y maravillas entre todos aquellos rebeldes, contra los que se han sublevado contra ti, contra los que te han traicionado, contra los testarudos y obstinados.

No dejes que el resultado de la predicación me debilite, déjame ser un profeta en medio de ellos, y así cumplir tu voluntad. 

Amén

V. Compromiso

Reflexión: 

  • ¿Cuándo fue la última vez que probaste al Señor?
  • ¿En dónde está puesta tu mirada?, 
  • ¿A quien te pide Dios que le hables?
  • ¿Tu predicación está basada en la Fe, en la razón, o en ambas (la verdad)?

Acción: 

  • Reconocer mi mayor debilidad y entregárselo para que sea la mayor muestra del poder de Dios.
  • Con creatividad, mostrarle al rebelde, la belleza de poner los ojos en Dios.

Publicado por Juan Carlos Carrillo

Juan Carlos Carrillo es un predicador Católico. Ha trabajado para distintos movimientos religiosos, como el Regnum Christi, Familia Educadora en la Fe, la Arquidiócesis de Tlalnepantla, entre otros. Juan Carlos inicio su formación religiosa en Familia Educadora en la Fe desde los 3 años. A los 13 años se convirtió en animador de grupos juveniles. A los 19 años entro al movimiento Regnum Christi donde se encargo en durante varios años de los Círculos de Estudios, Horas Eucarísticas y Retiros. A los 24 años se convirtió en el Vice-Coordinador Nacional de Universitarios del Movimiento Familia Educadora en la Fe y a los 27 tomo la responsabilidad como Coordinador Nacional de Juveniles del mismo movimiento. Juan Carlos se dedica a dar charlas, conferencias y catecismo a jóvenes y adultos buscando que encuentren el amor de Dios en sus vidas.

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