Llamados a ser hijos de la luz y vivir en el esplendor de la verdad – XIII Domingo del tiempo Ordinario

I. Experiencia de Vida

Cuando nos enfrentamos a situaciones de falta de salud, falta de libertad, falta de poder, falta de dinero, normalmente volteamos a buscar eso fuera de nosotros, nos damos cuenta, como mencioné la semana pasada, que necesito que alguien me ayude, porque yo solo no puedo ayudarme.

Esa sensación y realidad de falta de algo, nos lleva a buscar a alguien o a algo que nos ayude; Y hoy sabemos que antes esta situación ante la falta de salud buscaríamos a un médico, buscaríamos un hospital, buscaríamos un medicamento; En el caso de la falta libertad, gritaríamos por un un líder, buscaríamos a un libertador; Ante la falta del poder económico buscaríamos alguien que nos preste dinero, tal vez a un banco. 

¿A quien buscamos para nuestro desarrollo espiritual? ¿A quién buscamos cuando estamos tristes? ¿A quien buscamos cuando nuestra vida no tiene sentido?

El Obispo Robert Barron dice, en su gran obra ‘Catolicismo’: 

Uno de los principales problemas espirituales, es que dentro de nosotros sentimos hambre de Dios, pero intentamos satisfacerla con algún bien creado que es menos que Dios. 

Santo Tomás de Aquino mencionaba 4 cosas con las que solemos intentar sustituir a Dios: 

  1. Riqueza,
  2. Placer,
  3. Poder, y
  4. Honor.

Pero cuando tratamos de satisfacer nuestra hambre de Dios con lo que es menos que Dios, quedamos naturalmente frustrados, y entonces nos convencemos de que lo que necesitamos es más de ese bien finito, así que nos empeñamos en conseguirlo, sólo para encontrarnos otra vez, necesariamente insatisfechos. En este punto, caemos en una adicción, una especie de pánico espiritual, que nos hace girar obsesivamente alrededor de bienes creados que jamás pueden hacernos felices.

II. Mensaje

La Oración Colecta de este Domingo nos explica lo que la liturgia quiere que profundicemos y meditemos, que lo volvamos nuestro motor de vida:

  1. Ser Hijos de la Luz.
  2. Evitar ser tinieblas de error.
  3. Vivir el esplendor de la Verdad.

Ante el primer punto y como lo explica el 736 del Catecismo de la Iglesia Católica, con el texto de San Basilio:

Por el Espíritu Santo se nos concede de nuevo la entrada en el paraíso, la posesión del reino de los cielos, la recuperación de la adopción de hijos: se nos da la confianza de invocar a Dios como Padre, la participación de la gracia de Cristo, el podernos llamar hijos de la luz, el compartir la gloria eterna 

Soy un Hijo de la Luz cuando participo de la obra de Cristo, es decir, cuando soy otro Cristo.

Ante el segundo punto, el Catecismo de la Iglesia Católica es muy claro en su punto 286:

La inteligencia humana puede ciertamente encontrar por sí misma una respuesta a la cuestión de los orígenes. En efecto, la existencia de Dios Creador puede ser conocida con certeza por sus obras gracias a la luz de la razón humana (cf. Concilio Vaticano I: DS, 3026), aunque este conocimiento es con frecuencia oscurecido y desfigurado por el error. Por eso la fe viene a confirmar y a esclarecer la razón para la justa inteligencia de esta verdad: «Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece» (Hb 11,3).

Y sobre el tercer punto el Catecismo de la Iglesia Católica en su punto 91 nos explica como vivir en el esplendor de la Verdad:

Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de la verdad revelada. Han recibido la unción del Espíritu Santo que los instruye (cf. 1 Jn 2, 20-27) y los conduce a la verdad completa (cf. Jn 16, 13).

III. Lectura de la Palabra, Reflexión y Explicación

La primera lectura de este domingo está tomada del Libro de la Sabiduría, este libro sigue un estilo Sapiencial, es decir, es un libro de recomendaciones, de guías, de consejos, lo que un Padre le dejaría a un Hijo, un Maestro a sus Alumnos, un Rabino hubiera dejado a su comunidad.

Voy a tomar 3 ideas de este texto:

  1. Dios no hizo la muerte. Debemos de tener claro que la muerte, así como el pecado son cosas que no estaban en el plan divino, son consecuencia de la ausencia de Dios, es por eso que la muestra de su poder sobre la muerte: la Resurrección es el fundamento de nuestra Fe, y Cristo no sólo obtuvo la vida para sí, Cristo en su vida pública, revivió a 3 personas: 
    1. Lázaro, 
    2. El hijo de la viuda de Naim, y 
    3. La hija de Jairo.
  2. Dios creó al hombre para que nunca muriera, porque lo hizo a imagen y semejanza de sí mismo. Dios nos ha creado para que vivamos, no nos ha creado para que sobrevivamos, o sobrellevamos la vida, la vocación de Hijo de la Luz, es tener una vida plena, la vida de Dios.
  3. La muerte… la experimentan quienes pertenecen a este mundo. Los que tienen puesta su visión, y meta en el cielo, en Dios, no mueren, sino que pasan a vivir en plenitud lo que ya desde esta vida buscaban constantemente: el esplendor de la Verdad

Bajo este último punto, el Salmo 29 (30), tiene una idea fundamental: “Señor, me salvaste de la muerte”

Cuando dejamos que el Señor toque nuestro corazón la muerte ya no es un factor preponderante de la vida, la vida tiene sentido en razón de que estamos conectados con Él. Entre más renunciemos a las cosas de este mundo, más cercanos estaremos del Señor y más lejos de la muerte, y del miedo que esta genera.

En la segunda lectura, tomada de la Carta del Apóstol San Pablos a los Corintios, el Apóstol plantea un reto, si eres muy bueno en todo, excelente, ahora se el número 1 en generosidad.

San Pablo no está minimizando los dones de Dios como la fe, palabra, sabiduría o diligencia, o el amor, sino que nos dice que todos esos dones deben estar al servicio de los demás.

Además San Pablo plantea una fórmula mágica: aplicar durante nuestra vida una medida justa, ¿Qué es una medida justa? La respuesta la tendremos en la Parábola de los Talentos. De todo lo que has recibido de Dios, Él espera que al menos lo dupliques.

Finalmente llegamos al Evangelio de San Marcos, de este bellísimo Evangelio quiero rescatar una actitud de Jairo y la hemorroisa, en como podemos lograr ser Hijos de la Luz, y vivir el esplendor de la Verdad.

Echarnos a los pies de Jesús. La actitud de Jairo y de la mujer hemorroisa son desde su encuentro con Jesús de respeto y adoración, por eso se lanzan a sus pies, o se postran a sus pies. ¿Cuándo fue la última vez que te postraste frente a Jesús?

Pedir o decir la verdad. Cualquier relación entre dos personas involucra una comunicación, un diálogo, un ida y vuelta de ideas y conceptos, ¿Cuándo fue la última vez que le contaste a Jesús tus problemas? 

Tener Fe en Cristo. Jairo tiene que esperar que Jesús se detenga a curar a la hemorroisa, y la mujer debe salir de su susto y temblando enfrentar a Cristo ¿Dónde estás buscando que Jesús te conteste?, ¿Con qué actitud vas a escuchar lo que Él te quiere responder?

IV. Oración

Para la oración final de este Domingo quiero utilizar nuestra Oración después de la Comunión, y sumarle de mi cosecha con lo que la Oración Colecta ha dejado en mi corazón

Que la víctima divina que te hemos ofrecido y que acabamos de recibir (Jesús), nos vivifique, Señor, para que unidos a ti con perpetuo amor, demos frutos que permanezcan para siempre.

Que dichos frutos, Señor, al hacerlos en tu nombre, con la iluminación del Espíritu Santo para la Gloria de Dios Padre nos hagan más Hijos de la Luz, nos mantengan en el esplendor de la verdad y nos defiendan de las tinieblas del error.

Amén

V. Compromiso

Reflexión: 

  • ¿Cuándo fue la última vez que te postraste frente a Jesús?,
  • ¿Cuándo fue la última vez que le contaste a Jesús tus problemas?,
  • ¿Dónde estás buscando que Jesús te conteste?, 
  • ¿Con qué actitud vas a escuchar lo que Él te quiere responder?

Acción: 

  • Ir al templo, postrarme ante Jesús, y como Jairo, suplicarle por la Santidad de mi familia

Publicado por Juan Carlos Carrillo

Juan Carlos Carrillo es un predicador Católico. Ha trabajado para distintos movimientos religiosos, como el Regnum Christi, Familia Educadora en la Fe, la Arquidiócesis de Tlalnepantla, entre otros. Juan Carlos inicio su formación religiosa en Familia Educadora en la Fe desde los 3 años. A los 13 años se convirtió en animador de grupos juveniles. A los 19 años entro al movimiento Regnum Christi donde se encargo en durante varios años de los Círculos de Estudios, Horas Eucarísticas y Retiros. A los 24 años se convirtió en el Vice-Coordinador Nacional de Universitarios del Movimiento Familia Educadora en la Fe y a los 27 tomo la responsabilidad como Coordinador Nacional de Juveniles del mismo movimiento. Juan Carlos se dedica a dar charlas, conferencias y catecismo a jóvenes y adultos buscando que encuentren el amor de Dios en sus vidas.

Un comentario en “Llamados a ser hijos de la luz y vivir en el esplendor de la verdad – XIII Domingo del tiempo Ordinario

Deja un comentario