La Gracia de Dios – XXVIII Domingo del tiempo Ordinario

I. Experiencia de Vida

Durante casi toda la secundaria, preparatoria y parte de la universidad practique el basketball, es un deporte que tiene, desde mi perspectiva, pocas reglas, más una que es muy importante de entender rápidamente es la del pivote.

El pivote consiste en un movimiento de giro del cuerpo, moviendo un pie en una o varias direcciones mientras que el otro (pie de pivote) se mantiene sobre un punto en contacto con la cancha. El pivote se emplea para eludir a un contrario, para asegurarse la posesión de la pelota y también para evitar saltos entre dos.

Cuando uno empieza a jugar el basketball, es fácil que uno rompa la regla del pivote, y mover ambos pies, sin empezar a botar el balón. Para poder cumplir con esta regla uno debe recordar cual es el pie que no se debe mover, pasado un tiempo de práctica esto se vuelve instintivo.

En nuestra relación con Dios, una de las principales faltas, o pecados que cometemos es creer que Dios debe moverse a nuestro ritmo, a nuestra voluntad, a nuestro deseos, por lo que la mayoría de nuestra relación con Él se vuelve de exigencia o en el mejor de los casos de petición.

Pero cuando entendemos que Dios, es el pivote, y que nosotros debemos movernos a su ritmo, a sus deseos, a su plan, y que nosotros no somos el centro del universo, sino que somos satélites de Dios, nos movemos de acuerdo a su Providencia. 

La propia naturaleza nos muestra esto, aun con lo maravilloso de la Tierra, nuestro planeta se mueve alrededor del sol, podemos elegir movernos únicamente alrededor de nosotros mismos, como en el movimiento de rotación, más tarde que temprano nos mareamos, nos puede dar dolor de cabeza y podemos hasta vomitar.

El hombre está llamado a encontrar sentido de su vida fuera de sí mismo, primeramente en Dios, a través del prójimo. 

II. Mensaje

  • En la Oración Colecta de este domingo se nos dice. ”Que tu Gracia continuamente nos disponga y nos acompañe, de manera, que estemos siempre dispuestos a obrar el bien
  • En esta oración se nos está explicando implícitamente que para obrar correctamente necesitamos de la Gracia.
  • ¿Qué es la Gracia? La Gracia es lo que proviene del libre albedrío de Dios, a diferencia de la necesidad natural
  • La Gracia, en general, para Santo Tomás de Aquino es un favor de Dios, la acción del carácter misericordioso de Dios hacia sus criaturas creadas a su imagen y semejanza. 
  • Cuando hablamos de la Gracia como un favor, nos referimos a ese estado especial en el que Dios nos creó, dándonos los dones y privilegios que nos permiten participar en la vida de Dios mismo, la vida del Padre, del Hijo y del Padre. Espíritu Santo. 
  • ¿Cuál es la estrategia de Jesús sobre la Gracias? Darla a todos, a los justos y a los injustos, a los sanos y a los enfermos, a los de la alta sociedad y a los marginados. No tienes que ser bueno para recibir la Gracia de Dios; por eso lo llaman «Gracia«.
  • Pero, mientras que la recepción de la Gracia es gratuita, exige de nosotros una conversión, un revestimiento y una relación entre la Gracia y las obras. 
  • Hoy veremos en el Evangelio como podemos rechazar la Gracia de 2 maneras
    • Rechazando por completo y no atendiendo a la invitación,o 
    • Podemos rechazar la transformación que es resultado de la Gracia. 
  • Solo podemos vivir la Gracia de Dios cuando renunciamos a nuestra propia vida, para volverla una ofrenda, es entonces cuando estamos listos para disfrutar el amor, el perdón, y la paz.

III. Lectura de la Palabra, Reflexión y Explicación

Las lecturas de este domingo están conectadas, el Evangelio es la segunda parte de la primera lectura, el Salmo es la forma de contestarle a Dios, su invitación, y un ejemplo de como vivirlo está en la segunda lectura de San Pablo.

Vamos a ver como se conectan nuestras lecturas.

En la 1° Lectura del libro de Isaías 25: 6-10, el profeta nos cuenta que esta preparando un banquete para TODOS, como dijimos previamente, la Gracia es para todos. 

Después el profeta explica uno de los fundamentos de cualquier revelación:”Rasgará el Señor en este monte el velo que tapa a los pueblos,el paño que cubre a las naciones

Me gusta mucho como en el idioma Inglés, el libro del Apocalipsis se le llama Revelaciones, hoy ya no revelamos las fotos, pero ese es el mismo significado, el mostrar algo que antes no era claro, quitar algo que nos tapaba la vista. 

Eso es la Gracia, un revelador, un poder que nos deja ver con los ojos de Dios, las circunstancias de la vida

Es la capacidad de dejar de ver el mundo bajo mi perspectiva para verlo de acuerdo a los planes de Dios.

La Gracia es tan poderosa que es capaz de “Destruir para siempre a la muerte” lo cual implica que si vivimos en la Gracia no debemos de tener miedo a nada.

Es justo de eso de lo que nos habla San Pablo en su carta a los Filipenses, “Todo lo puedo unido a aquel que me da fuerza”, por lo tanto el Apóstol puede vivir en la pobreza y riqueza, comer bien y pasar hambre, vivir en la abundancia y vivir en la escasez. 

La Gracia cuando la vivimos en plenitud nos transforma para ver aquello que creemos fundamental (riqueza, buena comida o abundancia) o lo que vemos como lo peor (pobreza, hambre o escasez) de forma trascendente, así ya no estamos atados a este mundo, eso es vivir el Reino de Dios, eso es lo que significa decir: Venga tu Reino. El Reino de la Gracia.

Así podemos entender ahora el Evangelio, Dios cumple su promesa del banquete que nos profetizó Isaías en la 1° Lectura, primero invita a su pueblo elegido, pero una vez que no recibe respuesta negativa a la invitación, abre su invitación a todos.

Vemos dos actitudes distintas en los invitados, los primeros, no quisieron ir, es decir si podían, pero no querían. 

A diferencia los segundo invitados, ponen un pretexto, y no hacen caso, uno se fue a SU campo, otro a SU negocio, otros mataron a los criados. 

Podríamos pensar que deberían llevar castigo distinto, el apático, que el labrador o el negociante, que el asesino, pero debido a que en los 4 casos hay un rechazo a la Gracia de Dios, los 4 reciben el mismo castigo, fueron asesinados y sus ciudades destruidas.

Dios sale ahora a invitar a malos, y buenos, es decir a todos los que aceptan el llamado de Dios, esto suena como algo gratis, sin tener que entregar nada, pero así no funciona Dios. Dios te pide a cambio una conversión, un revestimiento de vestiduras, un cambio de actitud, un cambio en tus obras. 

El Obispo Barron dice bellamente, Dios te llama, en sus términos, es decir no es una invitación que no te interpele, que no te exige, es una invitación que te exige mucho, porque Él nos da TODO. 

Ahora si podemos leer el Salmo como respuesta a esta propuesta de la Gracia de Dios: “El Señor es mi pastor, nada me falta.”, es decir tengo la gracia de Dios, todo es bendición, todo está bien y de acuerdo a sus planes, por eso quiero “Habitar en la casa del Señor toda la vida” 

IV. Oración

A la luz de la oración, Señor, me siento cada vez más alguien pequeño y débil. Me siento así porque mi debilidad la siento también como mi fortaleza porque en ella me pongo ante la grandeza misericordiosa de tu Gracia.

Mi vida es una lucha incesante contra mis miserias, mis debilidades, mis caídas, mi falta de caridad, mi orgullo… 

Esta batalla tiene su contrapeso con tu gracia. 

Nada, absolutamente nada, pese a la oposición del mal, puede superar tu Gracia divina. 

En mi pequeñez y mi debilidad siento que la gracia me sostiene. 

Es en mi pequeñez y en mi debilidad donde siento como el poder de Dios se manifiesta en mi vida y cómo éste, de manera hermosa y bella, se va perfeccionando cada día. 

¡Señor, te doy gracias por tu gracia que sostiene mi debilidad y mis flaquezas! 

¡Te doy gracias, Señor, porque es la fuerza de tu gracia lo que llena mi corazón y me permite avanzar en el camino de la vida! 

¡Gracias, Señor, porque es tu mano la que me sostiene ayer, hoy y siempre! 

¡Gracias, Señor, porque es por tu gracia y tu perdón por lo que puedo convertirme en un pequeño instrumento de tu amor infinito! 

¡Señor, todo lo que soy y lo que tengo te lo debo a ti que lo llenas de tu gracia! ¡Gracias, Señor, porque tu gracia es la que sostiene mi pequeñez y es a través de los dones del Espíritu que tu envías sobre mi que mi debilidad se transforma en mi fortaleza por la grandeza de tu amor!

Permíteme Señor que esta Gracia sea fructífera, que le sirva a mis hermanos, que me haga un alma dispuesta a ser en los demás.

V. Compromiso

Reflexión

  • ¿Cómo estoy usando las Gracias que Dios me da?
  • ¿Qué cambios está generando la Gracia en mi vida?

Acción: 

  • Al irme a dormir, reflexionar en las Gracias que recibí de Dios en ese día.
  • Ver en mi familia, la Gracia de Dios, agradecer, bendecir y alabar a Dios por dichas gracias.

Publicado por Juan Carlos Carrillo

Juan Carlos Carrillo es un predicador Católico. Ha trabajado para distintos movimientos religiosos, como el Regnum Christi, Familia Educadora en la Fe, la Arquidiócesis de Tlalnepantla, entre otros. Juan Carlos inicio su formación religiosa en Familia Educadora en la Fe desde los 3 años. A los 13 años se convirtió en animador de grupos juveniles. A los 19 años entro al movimiento Regnum Christi donde se encargo en durante varios años de los Círculos de Estudios, Horas Eucarísticas y Retiros. A los 24 años se convirtió en el Vice-Coordinador Nacional de Universitarios del Movimiento Familia Educadora en la Fe y a los 27 tomo la responsabilidad como Coordinador Nacional de Juveniles del mismo movimiento. Juan Carlos se dedica a dar charlas, conferencias y catecismo a jóvenes y adultos buscando que encuentren el amor de Dios en sus vidas.

Un comentario en “La Gracia de Dios – XXVIII Domingo del tiempo Ordinario

  1. Gracias por el material enviado! No sé si les fuera posible enviarlo antes del domingo. Me vendría excelente el sábado a la mañana cuando se trata del comentario de la Palabra del Domingo. Un abrazo y bendiciones!

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