Buscando la evidencia de Dios

Alguien le preguntó una vez al gran filósofo ateo Bertrand Russell qué diría si se encontrara ante Dios el día del juicio y Dios le preguntó: «¿Por qué no creíste en mí?» Russell respondió: «Yo diría: ‘¡No vi suficiente evidencia, Dios! ¡No hay suficiente evidencia!’

Llevo dando catecismo, charlas, cursos, por casi 30 años, y muchas personas católicas ortodoxos, católicas de misa dominical, católicas de boda o quince años, y hasta ateos que quieren platicar conmigo, y en muchas ocasiones, la pregunta, frase o excusa que escucho más es: «¡Muéstrame la evidencia!» (Me recuerda un poco la película de Jerry Maguire: Show me the Money).

Me gusta que me pregunten, la Fe no puede estar divida de la razón.

Significa que la persona no está dispuesta a aceptar creencias sin pruebas o apoyo sustanciales, y eso es elogiable.

En algunas ocasiones, me preguntan, ¿qué has hecho tú? O ¿Cómo lo encontraste? Como si imitando mi vida (lo cual es imposible) alguien pudiera encontrar a Dios. Mis Papás nos formaron por igual a mi hermano y a mi, más cada uno tiene su propia Fe, su propia relación con Dios, es decir mi ejemplo te puede servir, pero no busques seguirme, soy un pecador y esa evidencia es mala.

Ahora si lo que buscas es un tipo de evidencia científica, ¡ahhh! estamos hablando de otra historia MUY diferente.

Las señales de tráfico no prueban que el destino existe, pero muestran claramente el camino.

En el ámbito de la ciencia, la evidencia se refiere a fenómenos observables en el mundo natural, que confirman o desafían una hipótesis, el famoso método científico. Este tipo de evidencia es inevitablemente algo que se puede ver, escuchar, tocar, saborear u oler. En otras palabras, es empírico. Y para estar seguros, este tipo de evidencia, en el contexto de la ciencia, es del tipo correcto y ha llevado a descubrimientos notables, tú puedes estar leyendo esta entrada en el blog, gracias a la tecnología del Internet y las computadoras, que están basadas en el método científico.

Sin embargo, es fácil olvidar que la evidencia sensorial no es el único tipo de evidencia en nuestro mundo. Este es un hecho crucialmente importante. La evidencia sensorial es irrelevante, por ejemplo, cuando consideramos cuestiones de moralidad, significado, existencia, o trivialidades como el gusto por un estilo de música, películas, literatura, arte o tipo de comida.

No puedes escuchar la justicia; no puedes ver el significado, y no hay forma de tocar la existencia, no puedes oler el amor (el verdadero).

Del mismo modo, la evidencia sensorial no es el mejor tipo de evidencia cuando se considera a Dios.

Dios es, por definición (creas que existe o no), inmaterial y trascendente. Eso significa que no está compuesto de materia física, ni existe en algún lugar de nuestro cosmos, quizás más allá de nuestra galaxia; Él existe más allá de todo espacio y tiempo. Y como ese es el caso, no esperaríamos encontrar evidencia física directa de su existencia en nuestro mundo.

No podemos cometer el error de Nikita Jruschov: “Gagarin voló al espacio pero no vio a ningún Dios allí arriba”. Ya que entraríamos en la teoría de Yeti, ¿Existen pruebas de Pie Grande? Y estaríamos buscando al Ipsum ese entre los seres, lo cual, no se puede.

No es solo que todavía no hayamos encontrado tal evidencia, aunque puede existir. Es que tal evidencia es imposible, incluso en principio.

¿Eso significa que es imposible mostrar que Dios existe? No necesariamente.

Simplemente significa que la ciencia no es la herramienta correcta, ni la evidencia científica es el tipo de evidencia correcta para resolver la cuestión de Dios. Así como un martillo no es la herramienta más óptima para matar una mosca, o un sartén no es el instrumento adecuado para resolver problemas morales, necesitamos otras herramientas para investigar la existencia de Dios.

Una de esas herramientas es la Filosofía. La filosofía se ocupa de algunos de los problemas más importantes de la vida, desde la belleza hasta la moral, la existencia y el libre albedrío. Nos permite explorar realidades que no pueden detectarse a través de nuestros sentidos y, por lo tanto, una herramienta mucho más útil en la búsqueda de Dios. Esa es la razón por la cual los Sacerdotes en sus años en el seminario, deben estudiar Filosofía.

Así que volvamos a nuestra pregunta original. ¿Hay alguna evidencia de Dios? Muchas personas ciertamente piensan que sí, pero es un tipo de evidencia diferente de lo que estamos acostumbrados. En lugar de evidencia física y sensorial, estos pensadores señalan argumentos y deducciones lógicas, y estos pensadores señalan argumentos e inferencias lógicas para probar su caso. Así tenemos a Santo Tomas de Aquino con sus quinque viae.

Los Filósofos han identificado no menos de 20 argumentos a favor de Dios, argumentos que van desde lo claro y simple hasta lo súper complejo. Algunos de los argumentos apelan a la emoción o la historia; otros dependen de la razón y la experiencia.

Podemos abordar la cuestión de Dios desde muchos ángulos, y no hay una mejor manera, es más la manera en la que descubras a Dios, es tan personal y única, como lo es la relación con Dios, San Juan Pablo II lo mencionaba: la respuesta del hombre se han completado con el encuentro personal del discípulo con Cristo vivo.

Pero cuando uno comienza a estudiar seriamente a Dios, puede encontrar algunos argumentos más fuertes que otros. En una entrada previa expliqué las 5 vías de Santo Tomas, y me gustó mucho que varios me comentaron que algunas de las vías, son complejas… que buéno!!! Como dice Robin Williams en la película la sociedad de los Poetas Muertos: Debemos mirar constantemente las cosas de una manera diferente.

En los siguientes días iré compartiendo algunas otras vías. Debo poner una señal de alarma, si ninguna de esas señales, vías, métodos, o razones te llevan al encuentro de Dios, que bueno, Dios te pide que encuentres uno nuevo.

Las señales de tráfico no prueban que el destino existe, pero muestran claramente el camino.

Eso es exactamente lo que son estos argumentos y pruebas: señalizar a Dios.

Publicado por Juan Carlos Carrillo

Juan Carlos Carrillo es un predicador Católico. Ha trabajado para distintos movimientos religiosos, como el Regnum Christi, Familia Educadora en la Fe, la Arquidiócesis de Tlalnepantla, entre otros. Juan Carlos inicio su formación religiosa en Familia Educadora en la Fe desde los 3 años. A los 13 años se convirtió en animador de grupos juveniles. A los 19 años entro al movimiento Regnum Christi donde se encargo en durante varios años de los Círculos de Estudios, Horas Eucarísticas y Retiros. A los 24 años se convirtió en el Vice-Coordinador Nacional de Universitarios del Movimiento Familia Educadora en la Fe y a los 27 tomo la responsabilidad como Coordinador Nacional de Juveniles del mismo movimiento. Juan Carlos se dedica a dar charlas, conferencias y catecismo a jóvenes y adultos buscando que encuentren el amor de Dios en sus vidas.

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